Mi nombre es Jorge Moreno García, desde mi infancia siempre tuve una fuerte atracción por los perros Chihuahueños y en general por todas las formas de vida en miniatura. Recuerdo que en el camino que recorría diariamente de casa a la escuela primaria había una óptica y en el patio de esta un perrito Chihuahueño de color negro,  fueron muchas las veces que salí de casa con más tiempo del necesario hacia la escuela con tal de quedarme un rato observando desde la calle al maravilloso perrito. Mi vocación desde temprana edad, siempre estuvo enfocada a las Ciencias Naturales y en específico a la Biología, más sin embargo por obediencia a mis padres no me fue posible estudiar Medicina Veterinaria. A los 18 años llegué a la Cd. de México a realizar estudios universitarios, me gradué de Ingeniero Químico, durante estos años de estudiante tuve la oportunidad de asistir a algunas exposiciones de perros que se realizaban en el Campo Marte y nuevamente mi interés estuvo en los Chihuahueños y mi pensamiento era que un día tendría uno. Posteriormente y ya en el ejercicio de mi profesión adquirí mi primer Chihuahueño y tras de él el segundo, y en unos pocos meses llegué a tener 5, nunca lo consideré algo más que un simple hobby. Más adelante decidí realizar estudios de Postgrado, cursaba el tercer año de la Maestría en Desarrollo Humano y uno de los requisitos para concluir dicho programa era someterse a un proceso terapéutico por lo menos durante un año. Recuerdo que al ser la terapia de corriente humanista la metodología a seguir era libre, supongo que debieron haber sido muchas las veces en las que mi tema de conversación en ese espacio, fueron los perros Chihuahueños, que al poco tiempo de haber iniciado dicho proceso mi terapeuta me empezó a sugerir del por qué no me dedicaba a la crianza del Chihuahueño, recuerdo que inicialmente lo tomé como algo ofensivo, mi razonamiento era que cómo yo siendo Ingeniero Químico y estando por concluir estudios de Maestría iba a dedicarme a eso, lo cual  veía como algo inferior. Continué tomando la terapia y de la misma manera mi terapeuta siguió insistiéndome en ser criador de Chihuahueños, mi respuesta siguió siendo la misma, entonces ella empezó a alentarme planteándome un esquema de Criador a nivel profesional, lo cual yo de dientes para afuera rechazaba pero en mi mente ya se gestaba un verdadero entusiasmo porque aquello pudiera ser realidad. Finalmente decidí darme una oportunidad y probar durante un año para ver qué tal me iba, mi pensamiento era que lo peor que podría pasar es que al término de ese año retomara el ejercicio de la Ingeniería o incursionara en algún área de la Maestría que estaba por terminar, fue así  como inicio todo y ese año ya se hicieron 20 años.